PRIMERA PARTE
RAMONCITO MESTRE DEMUESTRA QUE LAS COSAS SE PUEDEN HACEN AÚN PEOR.
ESCRIBE: MARTIN MENDITTO
Se ha transformado en una triste costumbre que los ciudadanos de Córdoba
no peguen una a la hora de elegir intendente.
Muchos suponían que la penosa gestión de Daniel Giacomino era el fondo
del pozo, pero apareció Ramón Javier Mestre para demostrar que las cosas se
pueden hacer peor aún.
Apenas arribado al Palacio 6 de Julio, el hijo del chancho hizo un
despliegue neomenemista que incluyó privatizaciones, aumento de impuestos,
inventó una tasa camuflada en la boleta del agua y avaló la suba del pasaje de
colectivo.
Eso sí, todo en nombre del ORDEN, su palabra fetiche, su marketinero
latiguillo.
Dicen que no hay peor gobernante que el que busca todas las soluciones
en el bolsillo del contribuyente.
Hasta ahora la política del intendente Mestre es nada más que eso,
meterle la mano en el bolsillo a los cordobeses, a cambio de nada, porque
los servicios municipales siguen dejando mucho que desear.
En la actual gestión, el transporte público de pasajeros se encareció el
64 por ciento.
En apenas un año, subió porcentualmente tres veces más que el sueldo de
un trabajador.
Ahhh, por si hiciera falta aclararlo, los colectivos están en su peor
momento.
Su mala hora también pasan los hospitales municipales, en especial el de
Urgencias, que cada día es noticia por las carencias que sufre, de
personal, de aparatología, de aires acondicionados, de infraestructura.
Barrios enteros sin alumbrado público, yuyos altos, baches, multitud de
semáforos intermitentes o que directamente no funcionan. En eso la
administración actual parece una continuidad de la anterior.
SEGUNDA PARTE
Pero es aún peor, porque Mestre, que es una especie de Macri a la
cordobesa, desarmó algunas de las cosas buenas de la gestión Giacomino.
La empresa estatal de recolección de residuos, CRESE, brindaba un
servicio muy aceptable. Pero EL CHANCHO CHICO prefirió privatizarla, de forma
inconveniente para la municipalidad.
COTRECO y LUSA, las empresas reemplazantes de CRESCE, brindan un
servicio que oscila entre lo malo y lo pésimo con la conducción de un
sospechado directivo, Alberto Castagno que ya viene involucrado de la gestión
de Mestre padre y de la intervención en Corrientes.
Lo más lamentable, y menos difundido, es que la administración Mestrista
ha desmantelado la Secretaría de Desarrollo Social y Empleo, que en épocas de
Giacomino era muy efectiva, sobre todo cuando la dirigió Juan Domingo Viola.
Esta secretaría brindaba una valiosa contención a los vecinos en riesgo
social, logrando que pudieran trabajar o incluso formar sus microempresas.
Giacomino ya puede descansar a la sombra de aquel refrán que dice “otros
malos vendrán que bueno te harán”.
Córdoba se ha transformado en una ciudad apática y domesticada. Solo así
se explica que aguante casi sin chistar a un gobernante ineficiente como Mestre
con su escasísima obra pública.
Ramoncito debiera saber que no alcanza con vivir nombrando como excusa las
falencias dela gestión anterior.
Los cordobeses ya saben que fue mala.
Y también se empiezan a dar cuenta que aunque el intendente Ramón
Javier Mestre, goce de la protección de algunos medios de comunicación afines a
su pauta publicitaria, no alcanza para disimular su mala gestión, que en apenas
un año ya hace agua en varios frentes.
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