Sand Flea es un robot de cinco kilogramos con un truco bajo la manga: se maneja normalmente como un coche, pero cuando se necesita puede saltar 10 metros en el aire. Un sistema de estabilización de a bordo lo mantiene orientado durante el salto.
El desarrollo de este robot está financiado por la Fuerza de Equipamiento Rápido del Ejército de EE.UU.
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