PRIMERA PARTE
CON UN CORDOBÉS PRESIDENTE LOS EMPRESARIOS HACEN POLÍTICA Y
LOS POLÍTICOS HACEN NEGOCIOS. ESCRIBE: FELIPE PIGNA
Para las elecciones de 1886, Roca logró imponer la
candidatura de su concuñado Miguel Juárez Celman, ex gobernador de Córdoba,
quien, elecciones fraudulentas mediante asume la presidencia de la Nación.
A poco de asumir, Celman declara:
"No creo en el sufragio universal. Consultar al pueblo
siempre es errar pues éste únicamente tiene opiniones turbias. El hecho del
fraude, si es que existe, será obra de los partidos en lucha; pero no vemos qué
intervención pueda haber tenido en el Poder Ejecutivo Nacional".
A este régimen se lo conoce como "El Unicato".
A través de él, Juárez Celman y sus socios controlan todos
los resortes del poder.
De esta forma, los negocios públicos y los privados se
complementan.
Ricos empresarios incursionan en la política; funcionarios y
políticos lo hacen en los negocios.
Estos grupos, formados por financistas, gestores,
intermediarios, especulan con cada venta, cada compra, cada préstamo, cada
licitación, haciendo enormes negocios a costa de los fondos estatales, sin
siquiera preocuparse en pagar impuestos.
Juárez Celman lleva adelante una política económica liberal
fomentando la privatización de todos los servicios públicos.
Esto da lugar a grandes negociados y generaliza la
corrupción en la administración estatal.
Es tal el afán de lucro del grupo del presidente que va
dejando afuera de sus negocios a los clásicos beneficiarios del sistema para
privilegiar, casi exclusivamente, a sus allegados
La elite tradicional, representada por el roquismo y el
mitrismo, sintiéndose excluida del manejo de los negocios públicos, comienza a
retirarle su apoyo. Pero la prensa Juarista parece vivir en otro mundo.
La alocada política privatista de Juarez Celman llega hasta
la sanción, por decreto, de una "Ley de Bancos Garantidos" que
autoriza a los bancos privados a emitir papel moneda de curso legal. Esto
incrementa descontroladamente la circulación monetaria y genera una notable
inflación.
El Banco Nacional otorga préstamos con total liberalidad a
los amigos del poder. Estos fondos se destinan, fundamentalmente, a la
especulación con tierras y las inversiones en la Bolsa, que vive un verdadero
boom alcista.
Toda esta euforia especulativa comienza a desvanecerse a
mediados de 1889 cuando bajan los precios internacionales de nuestras
exportaciones y es necesario hacer frente a una deuda externa que compromete el
60% de la producción nacional.
En junio de 1890 el gobierno anuncia oficialmente que no
puede pagar la deuda externa. Esto precipita la crisis.
Los ahorristas empiezan a extraer sus depósitos de los
bancos que quiebran en su gran mayoría y las acciones bursátiles caen
estrepitosamente.
La desocupación se generaliza y se agrava notablemente la
situación de los trabajadores.
PRIMERA PARTE
La primera oposición
seria al régimen de Juárez Celman, es la creación de la Unión Cívica, un grupo
político muy heterogéneo que expresa a los diversos sectores disconformes con
este régimen que consideran corrupto e irresponsable.
Queda constituida, en abril de 1890, y sus dos máximos
referentes son Leandro N. Alem y Bartolomé Mitre.
Tras varios mitines, la Unión Cívica decide pasar a la
acción directa.
Fuerzas militares dirigidas por el General Manuel J. Campos
toman el Parque de Artillería, en la actual Plaza Lavalle, mientras se subleva
un sector de la marina.
El general Mitre se ausenta del país y toda la
responsabilidad recae sobre Alem, quien encabeza una Junta Revolucionaria que
trata de encauzar la lucha que se prolonga por tres días.
Los civiles que integran las fuerzas revolucionarias se
identifican con una boina blanca.
El gobierno logra controlar la situación y las fuerzas
leales, comandadas por el ministro de Guerra, General Levalle, Carlos
Pellegrini y Roque Sáenz Peña obtienen la rendición de los rebeldes.
La Revolución es derrotada, pero Juárez Celman, sin apoyos,
debe renunciar.
El sector conservador de la Unión Cívica, encabezado por
Mitre traiciona la revolución y negocia con Roca la asunción del vicepresidente
Pellegrini.
Tras el acuerdo, la Unión Cívica se divide en la Unión
Cívica Nacional, liderada por Bartolomé Mitre, y la Unión Cívica Radical,
comandada por Leandro N. Alem.
Así en 1891 nace el primer partido político de la Argentina
moderna.
La UCR propone en su carta orgánica: elecciones libres y
honestidad en la administración pública.
La crisis parecía superada, pero Carlos Damico, ex
gobernador de la provincia de Buenos Aires, lanzaba este sombrío pronóstico:
"Cada cinco años tendrán una crisis cuyos peligros irán
creciendo en proporción geométrica, hasta que llegue un día en que los usureros
del otro lado del mar sean dueños de todos sus ferrocarriles, de todos sus
telégrafos, de todas sus grandes empresas, de todas sus cédulas y de las
cincuenta mil leguas que les hayan vendido a vil precio.
Cuando no tengan más bienes que entregar en pago empezarán
por entregar las rentas de sus aduanas; seguirán por entregar la administración
de todas sus rentas; permitirán, para garantir esa administración, la ocupación
de su territorio y concluirán por ver flotar en sus ciudades la bandera del
imperio que protege la libertad de Inglaterra, pero que ha esclavizado al mundo
con la libra esterlina, cadena más fuerte y más segura que el grillo de acero
más pesado que haya usado jamás ningún tirano".
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