PRIMERA PARTE
QUE SE VAYAN
TODOS, A ESTOS ZURDOS DE MIERDA. ESCRIBE: LÁZARO LLORENS.
Fue el 19 de diciembre del 2001.
El presidente cordobés Fernando de
resistencia, para descomprimir las protestas que generó su anuncio del corralito
bancario, decidió apartar a su ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo,
otro cordobés, padre de la convertibilidad y de esa impopular medida.
Tras su discurso, las protestas, impulsadas por
sectores de clase media, desocupados y estudiantes, lejos de menguar, se
incrementaron.
Terminaron al día siguiente con la renuncia del
“Chupete” De
saqueos y 38 personas muertas, cuyo principal responsable fue otro cordobés:
Ramón Mestre, por entonces ministro del Interior de
intendente de Córdoba homónimo.
Por ese entonces, en el interior, no fueron homogéneas las protestas que
convirtieron a
de Mayo en una batalla campal.
Se concentraron principalmente en los conglomerados
urbanos y en algunos barrios.
Los Boulevares, un barrio industrial ubicado al
norte de la ciudad, a escasos minutos del aeropuerto, fue uno de esos lugares
donde no hubo protesta alguna, a pesar de la pobreza que padecían muchos
vecinos.
Sólo una veintena de personas que salieron con sus
cacerolas y que rápidamente fueron disuadidas por un móvil de la policía y dos
cabos.
Sin embargo, en relación al “que se vayan todos”,
hoy el barrio puede sentirse contento.
En Los Boulevares, luego de 10 años, aún funciona a
pleno, brindando servicios médicos y todo,
de Los Boulevares.
La última asamblea popular que queda en “
una treintena de vecinos y profesionales.
SEGUNDA PARTE
La asamblea popular de los Boulevares
surgió en el 2002, como fruto de la crisis del 2001.
“En el barrio no había juntada. Los
primeros reclamos eran por los temas de seguridad. Porque con el hambre que
había en febrero del 2002, los pibes se robaban hasta los broches”, expresa un
asambleísta.
El local se encuentra en la avenida Los Alemanes, la única y principal calle
del barrio.
Al comienzo los vecinos reclamaban comida, trabajo, pero al poco tiempo
instalaron consultorios con distintas prestaciones médicas por pagos
simbólicos.
Específicamente: odontología, psicología, medicina clínica, oftalmología,
fonoaudiología.
En los primeros tiempos, las patologías más agudas que presentaban los
chicos eran cuadros respiratorios graves, porque las casas estaba construidas
con paredes de adobe, a
centímetros
Actualmente, la asamblea cuenta con más de veinte profesionales
médicos. Entre ellos seis odontólogos,
tres médicos clínicos, un oftalmólogo, dos psicólogos, una fonoaudióloga.
Lo más mimado es el consultorio odontológico, con casi media docena de
odontólogos a su servicio, un sillón totalmente equipado y un cuadro del Che
recostado sobre la pared.
En el 2002, las empresas de Los Bulevares, en su mayoría pymes, estaban en
un 30% de su producción.
Los sectores más humildes vivían en asentamientos marginales que eran unos
ocho: ‘Calefón’, ‘Chunchulla’, ‘Costa Canal’, ‘El Ocho’, ‘Cortadero’, ‘
Hoy la situación es muy distinta. En la zona hay unas 400 empresas, todas
trabajando a pleno y algunas incluso exportando a México”.
Mientras que en la década de los ’80-’90 muchos trabajadores no pudieron
terminar sus casas, que quedaron a medio hacer, a partir del 2005, con la
recuperación del poder adquisitivo, muchas viviendas han mejorado.
“El proceso que vivimos en todos
estos años para nosotros fue buenísimo. Hemos podido mantener una línea. La
gente nos conoce por todo este trabajo que venimos haciendo. Al principio nos
decían “a dónde van estos zurdos de mierda”, que por qué cortábamos rutas, sin
embargo muchos de esos que nos criticaban hoy los tenés acá, haciéndose atender
en nuestros consultorios”, concluye Francisco, otro de los principales líderes
de
popular Los Boulevares.
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