PRIMERA
PARTE
GIACOMINO, UN AMOR DE COMPRA Y VENTA. ESCRIBE: TOMÁS
FÍGARI
En un principio fue para quien
para quien
conquistaba. Más
la trabajó sino de quienes estuvieron al poder. Con los años se pudo comprar.
Heredar. Rentar. Licitar. Y hoy día la palabra clave para hacerse de una
porción de tierra es
CONCERTACION.
La dinámica del día a día, los costos del mundo en el que
vivimos, la vorágine en que nos encontramos inmersos, llevaron a los políticos
a encontrar nuevas formas de flexibilizar presupuestos que parecen ser cada vez
más escuetos.
La necesidad de espacios para construir por un lado y de
mejoras en los espacios públicos por el otro, impulsaron la conocida
“concertación público-privada”. Pero, ¿en qué consiste precisamente este modelo
ideado por el equipo de Daniel Giacomino.
Básicamente es una forma de negociar con los
desarrollistas urbanos determinadas excepciones a las ordenanzas de edificación
a cambio de mejoras concretas y sustentables en el entorno público de esos
emprendimientos. De esta forma, obras que exceden al presupuesto inicial pueden
ser llevadas a cabo con fondos que no pasan por “rentas generales”, evitando
así la tajada del Suoem.
Sin embargo, el problema surge cuando se pone en duda la
elección de la concertación por sobre la licitación, que suele ser más justa y
transparente que la primera.
Desde el comienzo de la gestión, Giacomino se ha mostrado
inclinado a favorecer a las grandes corporaciones, quedando su postura en claro
con actos como la privatización del barrio Valle Escondido, o la venta de una
calle pública a
para la construcción del lujoso complejo “Capitalinas”.
Otro de los negocios emblemáticos y que quizás hizo más
ruido fue la “concertación público-privada” de Edisur, a través de la cual la
empresa pudo realizar loteos en tres countries de la zona sur, a cambio de
obras para la ciudad de Córdoba, por un valor cercano a los 10 millones.
Una concejala advirtió que existía un acuerdo previo
entre Giacomino y el Grupo Edisur en que ambos salían favorecidos.
De todas formas, el Fiscal Anticorrupción de Córdoba,
Hugo Amayusco, desestimó la denuncia.
A pesar de esta sentencia, Giacomino sigue su amor de
compra-venta en la zona del Mercado de Abasto.
SEGUNDA
PARTE
Allá por el 2005, cuando Giacomino aún era viceintendente
de Luis Juez, tras el incendio del
Garden Shopping, lugar donde funcionaba el Concejo deliberante, comenzó a
pensarse en un nuevo edificio para el Consejo.
El lugar elegido fueron las tierras municipales del ex
Mercado de Abasto. Casi 18 mil metros cuadrados.
Tierras ubicadas frente al Río Suquía, entre los puentes
Maipú y Alvear.
Con vistas al nuevo edificio, ese mismo año se modificó
la normativa que regulaba esa zona, permitiendo allí construcciones con Factor
Ocupación Total (FOT) 5, el más alto de la ciudad.
Al año siguiente, con el fin de financiar de la
construcción, mediante ordenanza, se autorizó la venta de las tierras aledañas,
un total de
cuadrados
Sin haberse concretado dicha venta, Juez le adjudicó a
Sadic Sociedad Anónima la construcción de la sede con un presupuesto de 22
millones.
Sin embargo el emprendimiento no llegaría a buen puerto.
Dos años más tarde, un Giacomino ya intendente, debió
suspender la obra por falta de fondos.
En Consejo Deliberante a medio concluir no podía quedar
en ese estado y a fin de terminarlo, mediante la licitación pública, el
intendente puso en venta las tierras municipales, cuyo valor estimado alcanzaba
según su estimación, unos 15 millones de pesos.
Pese a que oficialmente fueron valuadas en solo 11,8
millones, no hubo oferentes.
Luego de este fracaso, debieron pasar casi dos años para
que la situación salga a flote nuevamente.
Pero lejos de la licitación, el intendente decidió
hacerlo a través de un decreto de necesidad y urgencia, por un total de 12,6
millones, es decir, sólo un 5% más que el valor anterior.
El “terreno estaba siendo actualizado con valores que
oscilaban entre un 15 y un 20 por ciento.
Estos 12,6 millones de pesos correrían por parte de
Ingeniero Oresti
1.050.000 cada una con cinco meses de gracia.
La tasa de interés puesta por Giacomino fue del 0,0019
por ciento mensual (cero coma cero cero diecinueve).
Esta ridícula tasa, sumado a la no actualización de los
valores del terreno, hacen que las tierras del Abasto se vendan a sólo un 70
por ciento de su valor real, produciendo un claro perjuicio para la ciudad.
Y ni hablar de la revalorización que significará la obra
del Consejo Deliberante una vez concluida.
Los que compran el predio de
cuadrados
con edificios de hasta
metros
En suma, estamos frente a una venta directa, realizada a
través del decreto de necesidad y urgencia, en cuotas y sin intereses.
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