PRIMERA PARTE
UN PENDEJO YANQUI SE METIÓ EN NUESTRAS VIDAS. ESCRIBE:
FELICIANO CLAVEL
La máxima de la nueva generación es “linkeo, luego existo”.
La vida se vive a través del click.
La generación del siglo 21 le otorga a la web la misma
importancia que los griegos, -con Apolo a la cabeza-, le concedían al oráculo,
aquel templo sagrado que respondía las dudas de las cosas importantes.
Ahora, lógicamente no tenemos oráculo pero tampoco cosas
importantes.
Si bien, se nos han caído las certezas y los dogmas, las
preocupaciones que consultamos son -nunca mejor llamadas- unas reverendas
“webeadas”.
Googleamos todo, pero absolutamente todo y le otorgamos al
resultado de esa búsqueda un placer sagrado.
En el buscador podemos encontrar ¿ cómo hacer pis de parados
sin mojar la tabla, ¿ cómo mirar el programa de Tinelli y saber negar lo antes
conocidos o qué veneno hay que usar para eliminar la cochinilla algodonosa del
limonero.
Me acuerdo que cuando empezó esto de la internet creí que
era un pelotudez pasajera, igual que las canchas de paddle, los
videoclubes o tener de ídolo al Ogro
Fabiani.
Cuando un amigo me dijo porque no te abrís un Hotmail ?
jamás me imaginé que iba a andar revisando mi casilla virtual cada cinco
minutos. Que iba a abrir los fucking power points de chistes machistas o me
sumaría a las cadenas de pedidos de donaciones para un nena que nació con tres
corazones.
Lo peor de todo llegó de la mano de un pendejo yanqui…
cuando no los yanquis… pero enseguida te lo cuento.
SEGUNDA PARTE
Lo peor de todo llegó cuando un pendejo yanqui tuvo la idea
de rascarse un huevo y con la otra mano armar una red para compartir fotos con
sus compañeros universitarios.
Esto del facebook con las fotos íntimas para que vea todo el
mundo colmó el vaso.
Uno puede bancarse que te muestren la foto de un cumpleaños
de un ser querido que vive en el exterior, porque es una manera de acercar la
distancia, pero tener que ver veintinueve fotos de la mascota de la martita o
las fotos de los conocidos de tus amigos cuando se van de vacaciones es de una
taradez que no tiene nombre.
¡ Qué me importa si estuvieron en el cerro catedral y se
sacaron una foto con esquíes y luego otra en un lago comiéndose un chocolate en
barra !
Ni te digo los que se van a Brasil, suben en el Facebook 6
álbumes con 55 fotos cada una de su experiencia en la playa carioca mientras
vos estabas muerto de calor porque había explotado el transformador de EPEC.
Con esto del twitter, -la boludez más grande de todas-, ahora
resulta que hay que publicar en internet todo lo mediocre que estamos haciendo.
Hay innombrables que sólo suben onomatopeyas: Hum, hay, uff, me voy a comer un sanguche de
mortadela. Me estoy bañando, estoy estudiando. Me están por meter los cuernos.
Qué carajo nos importa…
En cualquier momento van a hacer una publicidad parecida con
esto de internet cerrando con la frase “linkiá ya y tendrás satisfacción
garantizada”.
Si querés relacionarte, entrá fantasias punto com, ponéte
con cinco pesitos y te mandamos una foto para calentarte.
Linkear de esta forma no sirve para nada,
Las verdades y los conocimientos están en la calle.
Lo único que sirve
más pasión. Tocar de verdad. Que con el roce se entiende la gente.
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