Cosquín Rock, corrupción en la montaña
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- 23 de Noviembre de 2024
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PRIMERA PARTE
COSQUÍN ROCK: SECRETOS A VOCES EN LA MONTAÑA. ESCRIBE: MARCOS LUC
El Cosquín Rock reabrió la discusión de todos años: las bandas de Córdoba tienen que pagar para tocar.
Esto ocurre específicamente en el Pre Cosquín, donde la preventa de entradas es un requisito excluyente para participar.
La cifra supera los quinientos pesos por banda.
A la polémica, este año, se añade un nuevo ingrediente.
Se agregó un espacio para bandas de Córdoba, donde había que pagar trescientos pesos para tocar.
Los detalles son variados, hay tercerizaciones, conflictos y sutilezas que tienden a enturbiar la discusión.
El hecho concreto es que las bandas locales, pagan en un festival hecho en casa y apoyado por el gobierno de Córdoba con el dinero de los cordobeses.
Pero la situación no se agota en esos tres días de febrero.
Ocurre durante todo el año, de diferentes formas.
La profesión de músico es de por sí difícil.
Si además no cobramos, y encima tenemos que pagar para tocar, la situación es ya insostenible.
Toda actividad desarrollada en la provincia debe beneficiar al mercado y la cultura local.
En el festival de la montaña, y en otros, hay trabajo para los “seguridad”, para quienes cortan entradas, para los técnicos de sonido y luces, los choripaneros, cuida coches, y está bien.
Pero para los músicos, no.
SEGUNDA PARTE
En el Cosquín Rock, en el Orfeo, en el Estadio Córdoba y en tantos eventos que se organizan con el apoyo y el dinero del gobierno de los cordobeses, no hay lugar para los músicos de Córdoba.
En el Cosquín Rock… hay que pagar.
Los artistas cordobeses, sufren además, algunos prejuicios sintetizados todos en “En Córdoba no hay talento. En Buenos Aires, sí”.
Resumiendo, el Cosquín Rock es un festival de Buenos Aires hecho en las sierras de Córdoba, que son tan lindas y el aire es así, tan puro…
En el marco de la Ley de la Música se está debatiendo el tema.
Cualquier evento de artistas o productores internacionales deberán tener un cupo de producción local.
También queremos que funcione con respecto a la Capital y el interior.
La nueva Ley de Medios promueve la descentralización, pero las leyes se tienen que defender, y quienes deben defenderlas son los protagonistas, y todos somos protagonistas.
Pero antes, tenemos que generar conciencia, identidad.
Sólo vamos a dejar de ser un país unitario cuando les demos espacio a las culturas locales.
Pero, ¿Quién lleva la voz de las expresiones culturales?: El ámbito privado, evidentemente, no.
El ámbito público, lamentablemente, tampoco.
Las políticas culturales se manejan de manera análoga a empresas y negociados.
¿Está entonces en la sociedad? ¿En los artistas y el público? Me encantaría decir que sí.
Los actores culturales no podemos quedarnos callados frente a situaciones como la del festival del Cosquín Rock.
Tenemos que conquistar derechos, reclamar y ganar nuestros espacios.
Pero para eso tenemos que salir del letargo.
Empecemos a ser protagonistas del cambio.
Basta de brazos cruzados. La cultura no debe ser un tema de poca importancia para la sociedad.
El negociante goza de un prestigio y una protección social que el trabajador cultural envidia, pero el negocio siempre es de pocos y la cultura es de todos.
“Andate a Buenos Aires”, me dicen mis amigos cuando me ven sufrir, y mis enemigos que me sufren.
¿Por qué tengo que irme a Buenos Aires, si soy cordobés y amo mi ciudad? Seguramente un día lo haga y me va a doler el alma.
Pero no quiero cantar por siempre que en este lugar no hay salida.
COSQUÍN ROCK: SECRETOS A VOCES EN LA MONTAÑA. ESCRIBE: MARCOS LUC
El Cosquín Rock reabrió la discusión de todos años: las bandas de Córdoba tienen que pagar para tocar.
Esto ocurre específicamente en el Pre Cosquín, donde la preventa de entradas es un requisito excluyente para participar.
La cifra supera los quinientos pesos por banda.
A la polémica, este año, se añade un nuevo ingrediente.
Se agregó un espacio para bandas de Córdoba, donde había que pagar trescientos pesos para tocar.
Los detalles son variados, hay tercerizaciones, conflictos y sutilezas que tienden a enturbiar la discusión.
El hecho concreto es que las bandas locales, pagan en un festival hecho en casa y apoyado por el gobierno de Córdoba con el dinero de los cordobeses.
Pero la situación no se agota en esos tres días de febrero.
Ocurre durante todo el año, de diferentes formas.
La profesión de músico es de por sí difícil.
Si además no cobramos, y encima tenemos que pagar para tocar, la situación es ya insostenible.
Toda actividad desarrollada en la provincia debe beneficiar al mercado y la cultura local.
En el festival de la montaña, y en otros, hay trabajo para los “seguridad”, para quienes cortan entradas, para los técnicos de sonido y luces, los choripaneros, cuida coches, y está bien.
Pero para los músicos, no.
SEGUNDA PARTE
En el Cosquín Rock, en el Orfeo, en el Estadio Córdoba y en tantos eventos que se organizan con el apoyo y el dinero del gobierno de los cordobeses, no hay lugar para los músicos de Córdoba.
En el Cosquín Rock… hay que pagar.
Los artistas cordobeses, sufren además, algunos prejuicios sintetizados todos en “En Córdoba no hay talento. En Buenos Aires, sí”.
Resumiendo, el Cosquín Rock es un festival de Buenos Aires hecho en las sierras de Córdoba, que son tan lindas y el aire es así, tan puro…
En el marco de la Ley de la Música se está debatiendo el tema.
Cualquier evento de artistas o productores internacionales deberán tener un cupo de producción local.
También queremos que funcione con respecto a la Capital y el interior.
La nueva Ley de Medios promueve la descentralización, pero las leyes se tienen que defender, y quienes deben defenderlas son los protagonistas, y todos somos protagonistas.
Pero antes, tenemos que generar conciencia, identidad.
Sólo vamos a dejar de ser un país unitario cuando les demos espacio a las culturas locales.
Pero, ¿Quién lleva la voz de las expresiones culturales?: El ámbito privado, evidentemente, no.
El ámbito público, lamentablemente, tampoco.
Las políticas culturales se manejan de manera análoga a empresas y negociados.
¿Está entonces en la sociedad? ¿En los artistas y el público? Me encantaría decir que sí.
Los actores culturales no podemos quedarnos callados frente a situaciones como la del festival del Cosquín Rock.
Tenemos que conquistar derechos, reclamar y ganar nuestros espacios.
Pero para eso tenemos que salir del letargo.
Empecemos a ser protagonistas del cambio.
Basta de brazos cruzados. La cultura no debe ser un tema de poca importancia para la sociedad.
El negociante goza de un prestigio y una protección social que el trabajador cultural envidia, pero el negocio siempre es de pocos y la cultura es de todos.
“Andate a Buenos Aires”, me dicen mis amigos cuando me ven sufrir, y mis enemigos que me sufren.
¿Por qué tengo que irme a Buenos Aires, si soy cordobés y amo mi ciudad? Seguramente un día lo haga y me va a doler el alma.
Pero no quiero cantar por siempre que en este lugar no hay salida.
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