PRIMERA PARTE
“CON
SIGUEN LLENANDO LOS BOLSILLOS EN VILLA GENERAL BELGRANO”. ESCRIBE: CAROLINA
OZÁN
Vecinos de Villa General Belgrano alzan su voz contra el
desmonte de una reserva natural. Defienden el concepto de “Aldea” y rechazan
convertirse en “otro Carlos Paz”.
El desmonte del “Cerro de
sociedad belgranense la conciencia ambientalista de manera radical.
Si bien el valle de Calamuchita está caracterizado (desde
hace un tiempo) por la formación de distintos tipos de organizaciones que
defienden el medio ambiente, Villa General Belgrano es una sociedad que podría
catalogarse como estructurada, cerrada y conservadora.
Pero la magnitud del daño producido en un cerro ubicado
al lado de la ruta provincial N°5, despertó primero el estupor y luego la
indignación de los lugareños.
Han realizado ya una serie de protestas para informar al
resto de la comunidad de qué se trata ese “agujero enorme en medio de las
sierras , que se ve desde el centro comercial de la villa.
Es por los atractivos naturales y por la tranquilidad que
ofrece la zona, que Villa General Belgrano es un destino elegido por las
familias y por aquellas personas que buscan el contacto directo con la
naturaleza, el confort e intimidad de los pequeños espacios.
Los paisajes pintorescos y las construcciones de las
casas con techos a dos aguas, estilo centroeuropeo han generado un
importante movimiento comercial en la zona y es por esto que un alto porcentaje
de los habitantes del pequeño pueblo serrano tienen intereses económicos
relacionados al turismo.
Y tanto la preservación de los espacios verdes, como la
regulación de las inversiones que se realizan en el lugar son fundamentales
para su microeconomía.
En un reclamo conjunto el grupo de vecinos autoconvocados
(o Vigías del medio ambiente) no está de acuerdo con la instalación del hotel 4
estrellas “Cerro Dorado”, al que califican de “favela de lujo”.
No quieren “otro Carlos Paz”, haciendo referencia a la
masividad turística y a la gran cantidad de construcciones que invadieron los
cerros del lugar.
Podemos decir hasta aquí, que el megaproyecto
hotelero ha generado hasta el momento dos problemas interrelacionados entre si:
Uno puramente ecológico y otro puramente económico.
Porque sin ambiente no hay economía.
“Cerro Dorado” es
el primer hotel 4 estrellas en “
Villa
proteja tanto al ambiente como a las personas (y sus inversiones privadas) del
impacto que seguramente ocasionen éste y otros emprendimientos de igual tamaño
en la dinámica del lugar.
SEGUNDA PARTE
En Villa General Belgrano, la instalación de “Cerro
Dorado”, con sus 170 plazas finales que representan un total monumental en
comparación con la media (alrededor de 60 plazas) no solo induce preocupación a
los empresarios de la zona.
Además provoca resquemores generalizados relacionados a
un problema que se ha convertido en una lamentable realidad de los veranos cordobeses:
el faltante de agua.
Lamentablemente, las ordenanzas que existían en el
momento de la aprobación de este descomunal proyecto no exigían la presentación
de un informe de impacto ambiental que analizara detenidamente en que medidas
se verá afectada Villa General Belgrano y las zonas aledañas, ante el
gigantesco caudal de agua que este emprendimiento requerirá.
Los monstruos inversores aparecen un día, cargando
gigantescas valijas llenas de dinero y amparados por políticas fiduciarias
provinciales y vacíos legales, desembarcan en pequeñas pero valiosas regiones
desestabilizando el equilibrio natural y su dinámica socioeconómica,
instaurando la competencia desleal y en definitiva, el monopolio
hotelero.
Siempre en detrimento, claro está, de
pesar de todo sigue llenándoles los bolsillos.
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